F. Los monocultivos dejarán estéril la tierra

Pena causa pensar en las inmensas extensiones explotadas por «dueños de la tierra» codiciosos y/o ignorantes, a quienes se permite criminalmente plantar lo que se les antoje y más les produzca en poco tiempo, dispuestos a sacar en dos o tres años el rendimiento máximo posible plantando monocultivos.

Téngase en cuenta que aunque no diluvie ni haya sequía y llueva lo necesario, las tierras no producirán con el sistema presente de explotación ni siquiera mediocremente porque quedarán «agotadas» y llevará mucho tiempo que se recuperen.

En la urgencia por hacer un eurito hoy, se está destruyendo la posibilidad de hacer un eurito mañana y en el proceso se les estropea el futuro a los demás.

Los culpables de esa situación de monocultivos agotadores de la tierra actúan con la misma estupidez de quien buscara ganancia económica vendiendo los riñones!

Vender un riñón es algo muy cuestionable, vender ambos riñones es suicidio.

Hace mucho tiempo que estoy convencido de que «la tierra no es de nadie», ninguna parcela ni estancia ni latifundio lleva escrito el nombre de aquel a quien la Nación (los demás) le permiten usufructuarla para beneficio propio y de los demás. No se puede, por lo tanto, dejar que haga con la tierra lo que quiera, sea dejarla «en barbecho» durante años -como hacen determinados terratenientes, cuyas tierras no dan un mísero jornal-, que se la coma la erosión o que plante y críe en ella lo que se le ocurra.

Comprendo que todo ese no permitir cualquier cosa parece una limitación a la libertad del propietario para quienes piensan al propietario como un poseedor absoluto e incuestionable de la propiedad, algo parecido a un derecho divino.

Como no veo así al propietario, creo que el Estado debe planear y reglamentar el uso de la tierra, las rotaciones de cultivo permisibles, aliviando los impuestos al propietario en los años que deba reglamentariamente dedicarse a plantaciones de menor rendimiento para así «rotar» cultivos.

La costumbre del Estatado de encauzar las acciones de ignorantes y/o criminales en el cultivo de la tierra es equivalente a vender ambos riñones.

Juan José Labadía

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